"La casa que vence
la sombra" es el lema que ha imperado en el corazón de
numerosas generaciones de ucevistas y que hoy parece ser un grito
lastimero que añora una época de oro académica que pareciera ser
inalcanzable. Dicha frase parece efímera al ver como nuestra casa de
estudios esta siendo constantemente asechada por las sombras de la
infamia, la violencia y la ignorancia.
En horas de la noche del
martes 20 de marzo del 2012, las paredes de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Políticas fueron testigos de una bofetada a nuestra
dignidad. Las sombras de la barbarie escupen sobre nuestro recinto
académico al ocasionar una explosión en el interior del edificio
utilizando artilugios propios de un terrorista. Cabría destacar, los
disparos con armas de fuego efectuados por grupos violentos en
diferentes escuelas de la Universidad Central de Venezuela.
De más está señalar el
daño generado a instalaciones declaradas como Patrimonio de la
Humanidad y planificadas por el genial Carlos Raúl Villanueva. El
verdadero daño no reside en unas baldosas rotas o en puertas
quemadas; el verdadero daño se encuentra en la manera en que hemos
dejado que nuestra casa de estudios quede sumergida en el foso de la
violencia, donde de manera impune cualquier vándalo genera el caos
que desee y peor aún, nos impide como estudiantes tener nuestro
justo y necesario acceso a la educación.
Sea cual sea la bandera
que se defienda, con esta clase de medios pierde toda legitimidad
frente al estudiantado, el uso de la violencia como medio de protesta
ha de ser completamente rechazado por la comunidad universitaria en
su totalidad. De nada sirve reivindicar una idea cuando en el proceso
se intenta arrasar con las demás y peor aún, se compromete el
patrimonio de la Universidad y se lanza sobre el estudiante el yugo
de la zozobra.
Desde Aristeia rechazamos
todo uso de la violencia, ya sea como medio de protesta o para dar a
conocer una causa. No podemos permitir la existencia de grupos
violentos que pongan en peligro la vida del estudiante o que denigren
el honor de nuestra institución. Nuestra propuesta es la de retomar
la vía del diálogo y el debate, antes que la situación se torne
imparable y tengamos que modificar nuestro lema a “la casa vencida
por la sombra”.
¡Patria, Academia,
Aristeia!